Aquellos que ya están purificados y viven la visión beatífica de Dios residen en el Cielo y son llamados elegidos y santos. No solo pueden, sino que también en nuestro favor nos ayudan intercediendo por nosotros ante Dios.
El párrafo 2683 del Catecismo de la Iglesia Católica afirma que su intercesión es el servicio más elevado que prestan al plan de Dios y que debemos pedirles que intercedan por nosotros y también por el mundo entero.
En el Antiguo Testamento, podemos encontrar el relato en 2 Macabeos 15, 11-16, donde se narra una visión digna de fe, en la que Onias (ya fallecido), con las manos levantadas, oraba por todo el pueblo judío. En Apocalipsis 8, 3-4, se cita la visión de Juan respecto a la oración de los santos.
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CIC 956
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CIC 2683
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Apocalipsis 5,8
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Apocalipsis 8,3-4
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2 Macabeos 15,14
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Hebreos 12,1
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1 Timoteo 2,1-4
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CCC 2683
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2 Macabeos 14, 11-16
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Apocalipsis 8, 3-4
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