Respuestas cortas:
1 La doctrina del pecado original enseña que todos nacen privados de la santidad original debido al pecado de Adán y Eva.
2 El Catecismo enseña que el pecado original no corrompe totalmente la naturaleza humana, sino que la hiere y la inclina al mal.
3 El pecado original es un estado de privación de la santidad, que exige la gracia divina para su superación y salvación.
Respuesta avanzada:
1

Nosotros, los católicos, creemos que la doctrina del pecado original es fundamental para entender la condición humana. Según esta doctrina, todos nacemos en un estado de privación de la santidad y justicia originales, como resultado del pecado de Adán y Eva en el Jardín del Edén. No es un pecado que cada persona comete individualmente, sino algo heredado por todos nosotros, una mancha en nuestra naturaleza humana. Génesis 3, 1-19 narra esta desobediencia que afectó a toda la humanidad.


Para nosotros, el pecado original no es una falla personal, sino una condición que nos inclina al mal. El Catecismo de la Iglesia Católica explica que, aunque nuestra naturaleza está herida por este pecado, no ha sido totalmente destruida. Aún tenemos libertad y responsabilidad, pero enfrentamos una lucha interna, una tendencia al pecado llamada concupiscencia. Este impulso al mal está presente en cada uno de nosotros, como San Pablo describe en Romanos 7, 15-23, donde habla de la lucha entre querer hacer el bien y terminar haciendo el mal.


La doctrina del pecado original es crucial, pues revela nuestra necesidad de salvación. Sin ella, la misión de Cristo no tendría sentido. Él vino al mundo para redimir a la humanidad, para liberarnos de esta condición heredada. A través de Su muerte y resurrección, Jesús nos ofreció un camino de reconciliación con Dios. Romanos 5, 12-21 habla sobre cómo el pecado entró en el mundo por un hombre, Adán, pero cómo la salvación vino por medio de uno solo, Cristo.


Nosotros, los católicos, también entendemos que el bautismo es esencial en este proceso. El bautismo nos purifica del pecado original y nos da una nueva vida en Cristo. Jesús mismo dijo: "Nadie puede entrar en el Reino de Dios si no nace del agua y del Espíritu" (Jn 3, 5). Este sacramento es el primer paso hacia una vida de gracia y santidad. Sin él, permanecemos atados a la condición de hijos de Adán, distantes de la vida divina.

Referencias
  • CIC 387

  • CIC 405

  • CIC 407

  • CIC 417

  • Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica 76

  • Génesis 3, 1-19: El relato de la caída de Adán y Eva, origen del pecado original.

  • Romanos 5, 12-21: Muestra cómo el pecado entró por Adán y la salvación vino por Cristo.

  • Juan 3, 5: Jesús enseña que el bautismo es necesario para entrar en el Reino de Dios.

  • Romanos 7, 15-23: San Pablo habla de la lucha interna entre el deseo de hacer el bien y la tendencia al pecado.

  • Efesios 2, 1-5: Muestra cómo estamos muertos en pecado, pero vivos por la gracia de Dios.

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