La predestinación, según la fe católica, se entiende como parte del plan soberano de Dios para la salvación de la humanidad, armonizando la gracia divina con la libertad humana. Dios, en Su infinita misericordia, desea que todos sean salvados y lleguen al conocimiento de la verdad, ofreciendo Su gracia universal a cada individuo. Según el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC 600-603), la predestinación está íntimamente ligada a la gracia divina y al libre albedrío humano, donde Dios, en Su presciencia, elige a aquellos que, respondiendo libremente a la gracia, cooperan para su salvación.
La Iglesia Católica rechaza la idea de doble predestinación, que afirma que algunos están destinados a la condenación eterna. En cambio, enseña que Dios desea la salvación de todos y respeta la respuesta libre de cada persona. Por tanto, la predestinación no es una determinación absoluta, sino una invitación abierta para que cada individuo participe activamente en su propio destino eterno.
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CIC 600-603
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1 Timoteo 2,3-4 - Dios desea la salvación de todos, ofreciendo gracia universal y respetando la libertad humana.
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Juan 3,16 - La salvación se ofrece a todos los que creen, destacando la respuesta libre a la gracia de Dios.
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Efesios 1,4-5 - La predestinación divina incluye la cooperación humana para la santidad.
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2 Pedro 3,9 - Dios ofrece pacientemente la salvación a todos, alentando el arrepentimiento.
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Romanos 8,29-30 - La predestinación incluye la conformidad con Cristo mediante la cooperación humana.
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Juan 6,37 - Dios garantiza salvación a quienes se acercan libremente a Cristo.
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Filipenses 2,12-13 - La salvación requiere acción humana en cooperación con la gracia divina.
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Hebreos 10,10 - La santificación depende de la aceptación humana del sacrificio de Jesús.
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Gálatas 5,13 - La libertad cristiana implica elecciones morales responsables en respuesta a la gracia.
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Apocalipsis 3,20 - La salvación implica una respuesta personal y voluntaria a la invitación de Jesús.
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