Jesús Cristo, según las Escrituras y la doctrina de la Iglesia Católica, es el Hijo de Dios y la Segunda Persona de la Santísima Trinidad. Él es verdadero Dios y verdadero hombre, asumiendo la condición humana para redimir a la humanidad. El Evangelio de Juan afirma: "Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros" (Jn 1,14), mostrando que Dios se hizo presente en el mundo en forma humana, viviendo y experimentando las dificultades y alegrías de nuestra vida.
Jesús vivió para revelar el amor y la misericordia del Padre. Él sanó, perdonó y enseñó el camino de la verdad, siendo el Salvador y Redentor que, al ofrecer su vida en la cruz, realizó el sacrificio único capaz de expiar los pecados de la humanidad. San Pablo, en Filipenses 2,6-8, describe esta entrega como un acto de humildad y obediencia extrema, en el que Jesús, siendo Dios, “se despojó a sí mismo, tomando la forma de siervo”.
Su ministerio incluyó una dedicación especial a los pobres y necesitados, ofreciéndoles salud y esperanza, y demostrando que el amor a Dios y al prójimo son los mayores mandamientos. Jesús también es visto como el fundador de la Iglesia, dejando a los apóstoles la misión de continuar su obra y prometiendo estar con ellos hasta el fin de los tiempos (Mt 28,20).
En Juan 14,6, Jesús dice: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida". Esta declaración expresa que Él es el único mediador entre Dios y los hombres y que, a través de él, es posible alcanzar la salvación y la vida eterna. Su vida y sacrificio no solo iluminan la relación entre Dios y la humanidad, sino que también guían a la Iglesia, su Cuerpo Místico en la tierra, a vivir en amor y fidelidad.
Por lo tanto, Jesús no es solo un líder religioso o maestro moral; Él es el Hijo de Dios hecho hombre, la esencia del amor divino y el fundamento de la salvación. Su vida, muerte y resurrección son centrales para la fe cristiana, revelando la plenitud de la relación entre Dios y los hombres.
El Misterio de la Encarnación
Jesús es el Hijo de Dios, que se hizo carne para habitar entre nosotros (Jn 1,14). Verdadero Dios y verdadero hombre, Él asumió la condición humana para vivir y experimentar nuestras dificultades y alegrías, revelando el amor y la misericordia de Dios Padre.
El Sacrificio Redentor de Jesús
Jesús ofreció su vida en la cruz como sacrificio para expiar los pecados de la humanidad, un acto de humildad descrito por San Pablo en Filipenses 2,6-8. Él es el Salvador que nos redimió, ofreciendo una nueva esperanza de vida y comunión con Dios.
Camino, Verdad y Vida
Jesús afirma: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida" (Juan 14,6), destacándose como el mediador entre Dios y los hombres. A través de su vida, Él nos conduce a la salvación y muestra que el amor a Dios y al prójimo son el centro de su mensaje.
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Mt 28,20
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Filipenses 2,6-8
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Jn 1,14
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Juan 14,6
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CIC 1019
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